Archivo | abril, 2011

El Arte y Sus Resurrecciones A la Luz de Octavio Paz

29 Abr

Maria Teresa De Saro Saro

El arte es el resultado absoluto del tiempo, de la existencia, de la vida. Es una especie de reacción a la acción de solo vivir; junto con el hombre, el arte evoluciona, cambia, se quiebra, se vuelca, se reconstruye, se revisa y muere. El arte busca un fundamento, así como lo busca el hombre y el tiempo. El arte es grande precisamente por que busca como fundarse; el arte tiene vitalidad y mortalidad, y hoy en día toma la forma que le plazca, con el fin precisamente de romper con el esquema tradicional del arte.
La idea de Paz sobre el y su vitalidad, vitalidad parecida a la del hombre, que en algún punto, llega a su fin, es constante en sus ensayos. Un punto de vista que a la vez es optimista y pesimista, y que nos acerca de manera mas palpable a lo que es el arte moderno, si es que este existe. Este punto de vista, hace el arte un ser como nosotros—el arte respira, vive, cambia, y muere, por lo que adquiere vigencia y de alguna forma, facilidad de acercamiento para el humano. Paz, a través de su texto, nos invita a ver el arte como un ser igual; un ser evolutivo, cambiante, radical, y mas importante que nada, efímero. Yo veo en las palabras de Paz una invitación con la finalidad de acercarnos a una forma de expresión natural, humana, e intelectual que llamamos arte. Paz nos dice que el arte moderno desde el de las vanguardias, y el de lo moderno en general, es el arte vigente que es la colección de todos los aspectos humanos importantes, que engloba todo, desde religión, revolución, manifiestos, blasfemias, escrituras, doctrinas y demás. Y así como todos estos elementos son parte de una historia y una tradición, asimismo el arte y las vanguardias lo son.

La historia del arte, termina Paz diciendo en su ensayo “Rupturas y Restauraciones” es la historia de sus resurrecciones. Creo que esta idea es constante en los textos de Paz; constantemente dice que el arte es el resultado de la vida del hombre, y que por mucho que trate de correr y apartarse de su tradición e historia, vuelve a caer en el. El arte y sus facetas mueren y resucitan constantemente. Otra idea, o mas bien, otro autor de cabecera recurrente en la obra de Paz es Baudelaire, con el fin de respaldar y bien referirse a puntos específicos sobre critica del arte y del comportamiento del arte como tal de este otro autor. Octavio Paz escribe que el arte a menudo que confunde con historia, por que ambos son dependientes entre ellos. El arte se fusiona con la vida, para crear el arte hibrido del día de hoy; uno que nace, vive y muere sin tomar forma especifica alguna, y sin irse por una vertiente en particular. Todo crece, aparece, y desaparece como creación independiente, reacción, o mas bien, consecuencia de la ruptura con todo lo pasado y lo presente. En el caso del texto en el que habla de Picasso, “Picasso: el cuerpo a cuerpo con la pintura”, Paz nos da a entender que Picasso se convierte en la historia; que se va de ser un hombre a ser la historia de la modernidad; por lo cual entiendo vuelve al mismo tema de “Rupturas y Restauraciones” y “Los Privilegios de la Vista”: la negación, la inconformidad y la ruptura con lo preestablecido en la sociedad, en nuestro mundo, y en nuestro tiempo e historia es un abrazo, y el sarcasmo en este una mera coincidencia.

Paz también toca temas de la ironía en el arte, cuando dice que el arte, por mas que en sus vanguardias y en su modernidad se quiere alejar de lo tradicional y de los museos, cae en estos, y termina siendo el arte de tradición. Por mas que el artista pelea esta tradición, termina siendo parte de esta, y aspira al museo; la epitome de lo tradicional en el arte. También me resulta irónica la manera en la que Paz plantea que el ‘arte’ se termina definiendo en términos del mercado; es este el que decide si este es bueno o no, etc., y así es como termina dándose a conocer la ‘ruptura’ del artista; por medio de la conformidad o la aceptación del comprador.

Lo que une al arte, en la teoría de Paz, son las ganas de entrar a un plano novedoso; deslindarse de lo antiguo que los encadenaba, y crear una ruptura o desconexión absoluta, y crear un comienzo absoluto. El arte rebasa los limites racionales del hombre, y por lo tanto, hasta el mismo Octavio Paz da una visión circular, o mas bien, amorfa; una que incluye muchos puntos de vista, muchas teorías, y muchas referencias. El arte es difícil de definir; como la historia de nuestros días, no es lineal, ni sucesiva, ni constante; es de todas las formas y de ninguna al mismo tiempo. El arte es igual de amorfo que la vida el día de hoy.

Octavio Paz ¿Verdad o mentira?

27 Abr

Lara Balderrama

Mi vida de estudiante la divido en dos partes: previajes y posviajes.  Sí, la UDEM, en particular dos maestros que he tenido a lo largo de mi carrera, son uno de los culpables de mi en creciente acervo intelectual, pero creo firmemente que las experiencias que gracias a Dios he tenido la oportunidad de vivir a través de mis viajes han sido mis mas grandes maestros.  Cada que regreso de algún viaje cultural me da el sentimiento de querer volver a empezar mi carrera, ya que cada vivencia me abre un panorama diferente, me hace entender cada vez mas, mejor y de diferente manera los temas que son enseñados en clases.  Menciono esto porque obviamente ya debí haber leído al maestro Octavio Paz en clases anteriores, osea mi vida previajes, pero mi memoria no tiene registro de él, quiere decir que no causo impacto alguno.  Ahora que lo leo, ya con algo de mas madurez, tanto de edad como intelectual, siento que estoy sentada escuchando a un agradable señor contar sus recorridas experiencias y sabidurías.  No me causa tedio alguno, cosa que cualquier ensayo de 15 hojas normalmente ocasionaría.  Son lecturas complejas pero tienen cierto sentimiento que te hacen querer comprenderlas y no maldecir al autor por querer complicarnos la vida con oraciones rebuscadas y complicadas.

Ahora, analizando dos lecturas escritas por el mismo autor, Picasso: el cuerpo a cuerpo con la pintura escrita en 1983 y Rupturas y restauraciones escrita en 1994 veo que el maestro es fiel a sus ideas.  Algo  muy notorio es que admira a ciertas personas y a esas elegidas las va a mencionar, en este caso  Duchamp, Picasso y Baudeliere.  En el primer ensayo denomina a Picasso como el máximo representante de la pintura moderna: “Es imposible comprender a la pintura moderna sin Picasso pero, asimismo, es imposible comprender a Picasso sin ella” y en el segundo a Baudelerie como máximo pensador modernista: “Nuestra modernidad no es la de Baudeliere, pero sin ella, la nuestra no existirá: somos sus descendientes”.  En los dos nos hace saber que ni ellos como maestros ni nosotros como estudiantes podemos prescindir uno del otro.  Claramente se distingue la lealtad que le tiene a sus mentores ya que los menciona una y otra vez.

Referente a sus creencias de lo que es y no es el arte moderno, en los dos lo define como la ruptura de los paradigmas del arte del pasado, del arte clásico. El cómo es una sucesión ininterrumpida de cambios, una ruptura a la estética y como esta se desenvuelve no en una estética en común si no la voluntad por parte de los artistas participantes al cambio.  Hace mucha referencia al tiempo, en los dos ensayos hace hincapié que el arte moderno sabe que es hijo del tiempo y como este está consciente de ello, esta también consciente de su mortalidad.  Nos hace ver que el arte moderno esta fundado en la temporalidad misma, a diferencia del arte clásico que es una eterna preocupación por la permanencia eterna, el arte moderno sabe que es efímero.  Lo describe como “Un arte enamorado del tiempo y de la congénita dolencia que lo hace”.

Creo que ya para estas dos fechas, con todo y la separación de más de 10 años, estaba claramente establecido lo que el arte moderno fue y por eso veo difícil que pudieran diferir, pero concluyo que a lo que el arte se refiere (tomando en cuenta solamente estas dos lecturas), las ideas de Octavio Paz siguen siendo las mismas.

Los textos de Octavio Paz: Rupturas Restauraciones y Vigencia del Grabado

26 Abr

Andrés Anza

Octavio Paz, poeta, un artista que reconoce las artes plásticas como un canal expresivo del mismo nivel que el suyo, se promulga a sí mismo como un admirador de los maestros del pincel y como siempre resaltando el talento creativo mexicano.
En sus textos, se empieza con una lectura introductoria que acerca al espectador a entender el punto del mensaje que nunca es único, pues va acompañado de varios puntos importantes que va desarrollando sin que el lector se dé cuenta en qué momento se cambió el tema.
En Vigencia del Grabado, Paz introduce un libro que trata las artes gráficas, relata las tendencias del arte moderno que ha sido fuertemente criticado, el grabado. De entrada él se proclama como admirador de este arte que grandes maestros como Durero, Goya y Rembrandt han utilizado, entonces deshecha la duda de que si debe ser considerado o no un arte. Después recalca la importancia del arte gráfico en la cultura latinoamericana, especialmente la mexicana. Y al final hace un recuento de como el arte ha ido teniendo lugar, el lugar occidental ha opacado a los latinos, es por eso que no se puede reconocer un arte latino, porque no hay arte latino sin la influencia occidental, y un latino siempre busca su tierra, y cuando está en su tierra busca la tierra ajena. En el texto que habla sobre las vanguardias y el siglo XX, Rupturas Restauraciones, también termina reconociendo que el futuro no tiene forma, el progreso, la evolución conducen al arte a un objeto mercantil.
En ambos textos se reconocen factores externos al arte que provocan una ruptura que detiene o altera la producción creativa, sin embargo en ambos se reconoce que el arte plástico, como la literatura, es y será digno de ser admirado.

Ron Mueck, hiperrealismo en escala.

11 Abr

Macarena Iturbide

 

El artista australiano, escultor hiperrealista, presentando en el museo MARCO actualmente, trae consigo parte de su obra más impactante. Entre sus piezas encontramos un autorretrato y algunas de sus piezas a gran escala, así como unas a menor escala.

Sin lugar a dudas su obra es impresionante, no sólo por los tamaños que trabaja si no por el detalle y tiempo que se ve reflejado en cada una de ellas. Y se puede comprobar con los videos que forman parte del apoyo museográfico en donde podemos ver el proceso que lleva producir cada una de las piezas.

A pesar de que Mueck es mayormente reconocido por las piezas de gran escala, sorprenden más las piezas más chicas, ya que en ellas podemos apreciar el mayor esfuerzo que lleva el detallado, ya que debe de ser mucho más preciso, por ejemplo el la realización de los poros, barbas, cabellos, etc. Se puede observar esto y admirarlo en la pareja recostada, Mueck no olvida ni el más pequeño detalle, nos muestra todos los pliegues que se crean en el cuerpo, las venas, las uñas, hasta las ojeras.

Entre las piezas encontramos que sólo una de ellas no es una representación humana, si no que es un pollo muerto colgado con una incisión en el cuello que nos permite ver un poco del cuerpo interno del animal. A pesar de ser una obra muy buena y diferente, nos deja con una sensación de querer ver más de esta experimentación e investigación que Mueck lleva a cabo sobre el cuerpo animal.

La pieza que le sigue al pollo es la de un señor en traje de baño en un colchón inflable, la pared fue pintada de un azul turquesa simulando el agua. La pieza se encuentra en lo que es probablemente la sala más grande del segundo piso, la iluminación se encuentra sólo sobre la pieza, que está a una escala menor o escala real, sin embargo es una pieza que no ocupa ni una décima parte de la sala, cuando en cambio tenemos a la bebe recién nacida, o a la señora entre sábanas que ocupan cuartos más pequeños, en el caso de la mujer recostada podría sentirse que la sala le queda un poco chica y no se logra apreciar tanto, ya que al ser de gran escala la pieza, seria bueno poder apreciarla a mayor distancia así como de cerca, y gracias al espacio que hay en la sala con todo y la escultura hasta se siente un poco claustrofóbico.

La forma en que Mueck trabaja las piezas no dejará de ser nunca impactante, con mayor razón porque el hiperrealismo que maneja en sus piezas nos hace sentir cómodos con los humanos que crea, ya que podemos reconocernos en ellos, sentimos como si fueran seres vivientes en un mundo fantástico, es admirable el trabajo que él y su equipo logran, y gracias a MARCO tenemos la oportunidad de poder disfrutar de su trabajo.


Una comparación de Carrington y Mueck.

11 Abr

Macarena Iturbide

 

En Monterrey contamos al momento dos exposiciones de escultura, ambas muy diferentes, no sólo por ser escultores de géneros distintos, ni de nacionalidades distintas,  si no que las técnicas y el estilo son muy diferentes entre si. Tenemos por un lado la parte técnica de la escultura, innovadora, representada por Ron Mueck en el MARCO, y por el otro lado tenemos a Leonora Carrington, con sus piezas en bronce. Un hiperrealista y una surrealista, o más bien fantasiosa. Ambas exposiciones muy diferentes, desde la curaduría y la museografía hasta el trasfondo en cada una de ellas.

Los trabajos que se presentan en la exposición de Leonora Carrington en el museo El Centenario son piezas de los personajes que reconocemos en sus pinturas. De un mundo fantástico lleno de dualidades, donde humanos y animales se unen, humanos y astros comparten un mismo mundo, sabemos que cada pieza tiene un significado más allá, a diferencia de las piezas que Mueck presenta en MARCO en donde se nos presentan piezas vacías, donde no hay nada profundo detrás de cada una de ellas.

Desde el punto de vista técnico también son totalmente diferentes ya que la forma de trabajar de Mueck, desde el material que uso que es más modernos, pero es muy perfeccionista, mientras que Carrington al trabajar en bronce se puede permitir notar el trabajo manual que implica trabajar este material.

Las piezas de Carrington las puedo imaginar perfecto en casas muy mexicanas, tipo haciendas modernas, a pesar de no ser mexicana, sus piezas tienen ese sentimiento como de alebrijes, de sueños, de fábulas, de cuentos, donde nos podemos dejar llevar por nuestra imaginación, donde podemos jugar con ellas.

Sin embargo, por más diferentes que sean, en ambas exposiciones me pude imaginar esas piezas en una película dándoles vida animada, pero creo que siempre que se esculpen personajes uno se podría imaginar esa facilidad de darles vida y una historia.

A pesar de que la obra de Mueck me dejo impresionada por la técnica que maneja, salí un poco mas contenta de la exposición de Carrington en cuanto a que pude dejar descansar mi mente llevándola a un mundo fantástico, mientras que la de Mueck ni siquiera tuve que dejar la mente descansar ya que no tuve la necesidad de darle un uso mas profundo.